¿Qué son y como se definen los indicadores?
En el ámbito de la evaluación clínica y, concretamente de la calidad asistencial, un indicador es un instrumento de medida que se utiliza para evaluar o medir aspectos concretos de la calidad de la atención y, a partir de diversas estrategias de análisis, lo que se busca en última instancia es la mejora de la calidad: evaluar para mejorar.
La metodología que se utiliza para la construcción o el desarrollo de indicadores de salud destaca por la combinación de diferentes metodologías. Para empezar, en el momento de elaborar los indicadores, es habitual y recomendable partir de un marco conceptual de referencia, de modo que puedan quedar reflejados aspectos sobre el enfoque de la evaluación, las dimensiones, atributos, áreas y aspectos clave de la atención propios del ámbito de estudio, así como la población diana. Por otra parte, en el proceso de definición de los indicadores se pueden tener en cuenta dos fuentes: la evidencia científica y la opinión de los expertos.
La revisión de la bibliografía permite tener en cuenta la evidencia científica disponible y la experiencia previa en el uso del indicador. La revisión de la evidencia científica asegura la validez, tanto de constructo (el indicador mide lo que tiene por objetivo medir) como de criterio (el indicador se correlaciona fuertemente con un resultado final o con otra medida que se considera el método de referencia –gold standard). Además, la experiencia previa en el uso de ese indicador en concreto aporta conocimiento sobre su aceptabilidad o utilidad. En general, a los usuarios les parece útil el indicador si las variaciones en sus valores son debidas a cambios en la calidad asistencial y viceversa.
Respecto a la opinión del expertos, cabe destacar las ventajas que aporta el uso de técnicas de consenso durante el proceso de identificación y selección de los indicadores, una metodología de trabajo altamente participativa. Habitualmente se parte de un consenso más focalizado (por ejemplo, un grupo de profesionales expertos que se puede acompañar también de la opinión de un grupo pacientes y usuarios) para extenderse posteriormente a un grupo más amplio de colectivos relacionados. Así, la implicación de un número importante de participantes en el consenso de los indicadores refuerza la incrustación (embededness) de la estrategia evaluativa y la corresponsabilización, facilitando la adopción y la utilización final de los indicadores.
Figura 1. Combinación de metodologías para la construcción de indicadores
¿Cómo se implementan?
Una vez definidos los indicadores contamos con diferentes abordajes para su implementación. Entre ellos encontramos el análisis del desempeño (performance en inglés) y la comparación entre unidades de análisis (benchmarking en inglés), ya se trate de organizaciones, centros, servicios, equipos o profesionales. En el primer caso se busca analizar la relación entre las ganancias en salud (en cantidad y calidad, los outcomes) y los recursos empleados, es decir, el valor de la atención sanitaria. La idea es conocer la distancia (o el gap) que hay entre lo que se puede conseguir con la tecnología y los recursos actuales (eficacia, el máximo potencial) y lo que realmente se está consiguiendo (efectividad), ajustado por los recursos disponibles y otras variables que influyen sobre el resultado.
Figura 2. Ejemplo de representación gráfica de indicadores utilizados para hacer análisis de desempeño (performance). En este caso se trataría de un mapeado por áreas básicas de salud (ABS) de las razones de casos observados/esperados del indicador objeto de estudio.
Finalmente, si damos un paso más allá encontraríamos el benchmarking, que nos sirve para hacer evaluaciones comparativas. Básicamente, consiste en utilizar como «comparadores» o benchmarks aquellos productos, servicios o procesos de trabajo que pertenecen a organizaciones y que evidencien las mejores prácticas sobre el área de interés, con el propósito de transferir el conocimiento de las mejores prácticas y su aplicación.
Figura 3. Ejemplo de representación gráfica de un indicador utilizado para hacer comparaciones entre unidades de análisis (benchmarking).
Entrada elaborada por Mireia Espallargues, Noemí Robles y Laia Domingo.