Los temas que se comentan en el blog AQuAS a menudo incorporan enlaces a informes, artículos, webs y libros. Tenemos tendencia a citar artículos e informes recientes.
El blog es un espacio desde donde presentar a grandes rasgos ideas y temas que después el lector puede profundizar según sus intereses -profesionales y personales-, tiempo disponible y entusiasmo.
Hoy presentamos una recopilación de los libros que se han comentado en los últimos 12 meses en este blog.
El sistema tradicional de evaluación de la calidad de una publicación científica (un artículo de revista, por ejemplo) se ha basado, fundamentalmente, en el recuento de las citas que ha generado. Fue Eugene Garfield (1925-2017), en un artículo publicado en Science (1955), quien propuso los índices de citas como un sistema que serviría a los autores para encontrar artículos de una temática. Fue, sin duda, una gran innovación. Posteriormente, con la creación del Institut for Scientific Information (actual Web of Science) y los Journal Citation Reports este sistema cogío mucho relieve y se orientó hacia la evaluación de las revistas ya que servía a los autores para decidir en qué revista publicar (a partir del factor de impacto que se calculaba para cada una de ellas). Ha sido un sistema criticado desde las humanidades y las ciencias sociales, además de por el hecho que no se centra en el artículo sinó que da el valor de referencia a la revista donde se publica (y da por hecho que un artículo tiene que «heredar» el factor de impacto de la revista).
A partir de 2010 se empieza a hablar de las altmétricas, un conjunto de indicadores (como el número de comparticiones, de redifusiones de un artículo, los comentarios que ha generado, las menciones (likes), etc.) que miden la presencia de una publicación en redes sociales y académicas y que complementan de forma notable los índices de citas. Las altmétricas, por otro lado, valoran el eco a nivel del artículo y no de una revista en su conjunto (como hace el factor de impacto, por ejemplo).
Actualmente son varios los editores científicos que han incorporado esta información. Uno de los primeros ejemplos fue la revista PLOS, y luego la siguieron Nature y otras. También se ha extendido su uso en bases de datos (p.e. Scopus) y en redes académicas (p.e. ResearchGate). Los datos altmétricos que acompañan un artículo suelen tener los apartados que aparecen en las figuras 1 y 2, a pesar que pueda haber pequeñas diferencias en función del programa que se haya utilizado (ImpactStory, PLUM, Article Level Metrics, altmetrics.com, etc.).
Figura 1.Ejemplo de altmétricas de un artículo en PLOS
De este modo, vemos que se incluyen no sólo las estadísticas de presencia en redes sociales (menciones, blogs, etc.) sinó que también constan los datos de uso (visualizaciones y descargas) y también las citas que ha tenido el artículo (en Scopus, CrossRef, PubMed, GoogleScholar, etc.). Se trata de una información cuantitativa muy completa tanto para el lector como para el autor de un artículo.
Figura 2.Ejemplo de altmétricas de un artículo en Nature
En el caso de Nature (figura 2) se muestra también una representación gráfica en forma de rosco en la que cada color es un tipo de canal (twitter, blogs, facebook, wikipedia, etc.), se ofrece una contextualización porcentual en relación a artículos de una antigüedad similar y también se indica cuál es la presencia concreta en medios de comunicación generales (“news articles”) y blogs científicos.
Hagamos una valoración rápida de las altmétricas. Como principales puntos fuertes hay que destacar que miden el impacto de las publicaciones más allá de los ámbitos académicos en sentido estricto, que se pueden aplicar a todo tipo de documentos (sea artículo, libro o tesis doctoral), que los resultados son inmediatos (no hace falta esperar el valor anual del factor de impacto) y que se centran en el artículo (y no en la revista).
En cuanto a los puntos débiles, hay que decir que los indicadores deben recogerse de una forma muy rápida (son muy volátiles), que los indicadores son difíciles de comparar entre si (¿qué vale más, un retweet o un “me gusta”?), que hay muchas dificultades en la normalización y homegeneidad en la recogida de datos (hecho que no ocurre en el caso de las citas) y que normalmente diferentes herramientas de medida ofrecen resultados diferentes (p.e. ImpactStory o Altmetrics).
Las altmétricas, en definitiva, ayudan a medir el impacto de una publicación en concreto en las redes sociales. Es por este motivo que más que métricas alternativas, tenemos que calificarlas como métricas complementarias. Respecto al tradicional factor de impacto –que se aplica en una revista— las altmétricas centran su foco en el artículo y esto es una innovación importante. Aunque tengan algunos puntos débiles, están en fase de consolidación y tendrán recorrido.
Desde el punto de vista del investigador, está claro que actualmente no es suficiente con publicar un artículo en una revista, sinó que hay que implicarse a fondo en su difusión en las redes sociales (en especial, Twitter, blogs, etc.) y también en las redes académicas (Researchgate, Mendeley, etc.) para dar visibilidad a los contendios publicados. En este nuevo escenario, las altmétricas son fundamentales porque tienen la capacidad de medir este impacto en las redes y ofrecer a los autores (y también a los lectores) una visión general sobre la difusión de sus publicaciones.
Entrada elaborada por Ernest Abadal, facultad de Biblioteconomía y Documentación de la Universidad de Barcelona.
Vinay Prasad (Universidad de Oregon) y Adam Cifu (Universidad de Chicago), autores de Ending Medical Reversal: Improving Outcomes, Saving Lives (Johns Hopkins University Press, 2015), señalan 146 prácticas clínicas que se deberían dejar de hacer porque se ha demostrado que no consiguen aquello que prometían. La lista de estas prácticas afecta todo el abanico de la actividad sanitaria pero haciendo una lectura detallada se observa que hay cuatro especialidades significadas: cardiología, ginecología, ortopedia y medicina familiar.
El debate, que contará con la moderación de Sandra García Armesto, directora del Instituto Aragonés de Ciencias de la Salud, tiene por objeto, no sólo conocer de primera mano el trabajo de Vinay Prasad, sinó también saber qué pensamos sobre estas prácticas los especialistas relacionados y cuál es el impacto en nuestro entorno, en tantos aspectos diferenciado de los Estados Unidos.
Por otro lado, Prasad y Cifu, en el libro, hacen una propuesta para modificar de forma significativa los programas formativos de las facultades de medicina, con la finalidad de formar nuevos médicos más exigentes con el rigor científico, más críticos con las prácticas de escaso valor, más sensibles a las necesidades de los pacientes y más orientados a la evaluación de los resultados. La fórmula propuesta es muy sencilla: las ciencias clínicas deberían de ser la prioridad, mientras que las básicas (como las entendemos hoy) deberían ser complementarias.
No se trata de estudiar modelos para después comprobarlos (sistema actual), sinó de hacerlo al revés: a partir de los aprendizajes de la clínica se deberían revisar (o aceptar) las teorías.
Dada la transcendencia de la propuesta, hemos creído oportuno organizar, en el mismo marco de la Jornada, un segundo debate moderado por Xavier Bayona, contando con tres autoridades académicas en la formación de médicos: Francesc Cardellach (Universidad de Barcelona), Ramon Pujol (Universidad de Vic) y Milagros García Barbero, presidenta de la Sociedad Española de Educación Médica, además de invitar, lógicamente, a Vinay Prasad a añadirse.
Se adjunta programa de la Jornada, con el claro propósito de animar a todos los lectores de este blog a inscribirse, ya que si tenemos la oportunidad de escuchar y preguntar a Vinay Prasad, y a todos los ponentes invitados, se trata de una oportunidad que no deberíamos dejar escapar.
Entrada elaborada por Jordi Varela (@gesclinvarela), presidente de la Sección de Gestión Clínica de la Sociedad Catalana de Gestión Sanitaria.
Hacerse preguntas, rehacer las preguntas, replantearse cómo queremos ser, qué necesitamos y cómo queremos que la sociedad nos conozca y reconozca. Este es, sin duda, un ejercicio difícil de hacer como individuos pero todavía es más complicado hacerlo como profesión.
De la mano de la empresa Diàlegs, especializada en mediación en salud, pusimos en marcha un proceso de participación inédito en el si de la profesión enfermera y hemos ido al territorio a conocer las inquietudes, las necesidades, los deseos, las quejas y las propuestas de las enfermeras de Barcelona.
Un proceso que ha durado todo el año 2017 y que nos ha aportado a la corporación el encargo de las líneas estratégicas que las colegiadas y colegiados de Barcelona quieren que trabajemos y miles de ideas que proponen procesar.
La dificultad del proyecto era importante. A la dispersión territorial y a las dificultades para conseguir la implicación de las enfermeras se sumaba el hecho de plantear una dinámica que tenía que ser participativa y posibilitara entornos de conversación, discusión y consenso entre centenares de enfermeras y enfermeros con realidades profesionales diferentes y, por tanto, con prioridades diversas.
La empresa Diàlegs asumió el reto de hacerlo posible a través de un proceso de 12 meses en que se trabajó con metodologías participativas, para definir el estado actual de la profesión y el futuro deseado. El marco inspirador del proyecto se sustentó en los principios, valores y metodologías mediadoras, hecho que impulsó una visión amplia y necesariamente inclusiva de las diferencias y sensibilidades del colectivo enfermero.
El proyecto RESET se desarrolló en tres fases diferenciadas: en la primera etapa se empezó con debates abiertos mediante círculos de diálogo. Los círculos suponieron una recogida exhaustiva de información muy valiosa que sirvió de base para desarrollar las siguientes etapas que consistieron en dos jornadas de consenso: una para acordar el diagnóstico de situación de la profesión y otra para definir el futuro con los objetivos y líneas de acción a desarrollar.
Como resultados de estas tres etapas del proyecto RESET, se realizaron 52 círculos de diálogo con un total de 925 participaciones, es decir, personas que participaron una o más veces. Se recogieron 3.762 ideas y unas propuestas de futuro con 9 ejes temáticos y 65 línias de acción consensuadas. El nivel de satisfacción fue muy elevado y las participantes mostraron un alto grado de interés en continuar en el proyecto, repitiendo participaciones a lo largo de las tres etapas.
Hay que decir que una de las claves del éxito del proceso ha sido el gran número de personas que desde los principios se comprometieron con el proyecto. Nos referimos a lo que denominamos Grupo Impulsor formado por 208 personas (con representación de todo el territorio, posición y sensibilidades) que trabajaron desde los inicios tanto en el codiseño de aspectos específicos como en la difusión, organización de los círculos de diálogo y participación en las jornadas de consenso.
Más allá de los resultados del proyecto RESET, que al final son un compromiso de cambio con implicaciones en los próximos años, nos queda un aprendizaje importante, seguramente extrapolable a las disciplinas profesionales de la salud que nos organizamos de forma colegial. Tenemos que seguir haciéndonos preguntas desde dentro y desde fuera de las organizaciones colegiales para impulsar el cambio y el desarrollo en positivo de todos los aspectos que nos cohesionan como profesionales. La continuidad en la cultura del diálogo es uno de los retos con más peso de los recogidos en este emocionante proceso. Así nos lo han hecho saber las infermeras que han participado en el proyecto RESET. Y, por tanto, desde el COIB, este es el compromiso.
Entrada elaborada por Núria Cuxart Ainaud, directora de programas del COIB, y Glòria Novel Martí, directora fundadora de Diàlegs.