Ioannidis y la industria: una persistente distorsión

7 Abr

JoanMVPonsJohn PA Ioannidis es un científico y profesor griego, actualmente en Stanford (Meta-research innovation center – METRICS) que, sin duda, es uno de los autores más prolíficos en la literatura científica médica.

Algunos de sus artículos, en solitario o en colaboración, han tenido un gran impacto. Quién no recuerda aquel que llevaba por título: “Why most published research findings are false?”. En ninguno de su gran producción dice banalidades y hace poco estuvo por Barcelona hablando también de la investigación defectuosa o, incluso, del derroche de recursos que ésta supone. Sin embargo, este es un tema, que dejamos para otra ocasión.

El artículo que quería recuperar hoy de este autor es un escrito en colaboración que lleva por título “Undue industry influences that distort healthcare research, strategy, expenditure and practice: a review” y que fue publicado en el 2013 en el European Journal of Clinical Investigation.

Se podría pensar que sobre esto, la (mala) influencia de la industria de los fármacos y productos sanitarios ya se ha dicho todo. Que hay todo un corpus o género literario en las publicaciones científicas biomédicas dedicado exclusivamente a este tema. Que de libros tampoco faltan. Que está todo dicho. Pero no, no es así, pues esta influencia indebida, como los sesgos, es mucho más sutil de lo que nos pensamos. A menudo cuesta apreciar, igual que pasa con los conflictos de intereses, en la investigación biomédica o en las prácticas de prescripción que quien lo hace niega cualquier tipo de influjo, pues la ciencia no podría admitirlo, como tampoco su propia deontología. Ingenuos!

Lo que puede tener de interesante el artículo es su carácter de revisión, no solo por la recopilación de otros artículos que hace, sino también por aportar una (re)visión más integrada de los diferentes elementos sobre los cuales la industria actúa o se le deja actuar. No hace falta decir, que los intereses y ganancias de la industria farmacéutica y de productos sanitarios son bien legítimos, pero está claro que tiene algunas particularidades que lo alejan de otras industrias manufactureras y no solo por la importante inversión en R+D+i que hacen. Se ha considerado una de las industrias más rentables existentes, posiblemente por sus amplios márgenes, pero también porque las enfermedades y sufrimientos humanos no tienen pinta que se tengan que agotar, a pesar de que el final – que todo el mundo quiere retardar, independientemente si uno es rico o  pobre- sea ineludible.

Siempre me gusta recordar, desde que la conocí, la cita de George W Merck (1894-1957) que presidió la compañía farmacéutica que lleva el nombre de su familia durante 25 años (1925-1950). Decía este visionario: “We try to remember that medicine is for the patient. We try never to forget that medicine is for the people. It is not for the profits. The profits follow, and if we have remembered that, they have never failed to appear. The better we have remembered it, the larger they have been.“ No sé qué pensaría si levantase la cabeza…

Volviendo a Ioannidis y a su artículo, aquí sigue el esquema de cómo esta (mala) influencia actúa y de los principales elementos –variables con el tiempo- sobre los cuales ejerce un efecto distorsionador, sin que esto signifique que sea responsabilidad exclusivamente suya. Los poderes públicos, como en otras industrias que también regula, tienen un papel fundamental.

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Entrada elaborada por Joan MV Pons.