La información médica en la prensa y la relación médico-enfermo

15 Feb
Gaietà Permanyer

Durante años me ha parecido que no tenía una idea clara de cómo tenía que ser la divulgación, en la prensa diaria, del complejo mundo de la medicina y la sanidad, tanto de la ciencia que la fundamenta como de la problemática y dilemas de su aplicación en la práctica.

He rechazado, con raras excepciones, los ofrecimientos que he recibido de escribir textos sobre estas materias en diarios o libros de ámbito no profesional: no he visto demasiado claro cómo se debían transmitir estos conocimientos al gran público. Mirando retrospectivamente de forma crítica estos reparos míos, pienso que han guardado relación con el paternalismo inherente a la formación médica de los profesionales de mi generación: el miedo a una interpretación incorrecta y a conclusiones aberrantes de los datos divulgados por parte de un público poco conocedor de sus fundamentos teóricos y sutilezas, sólo asequibles con una formación profesional. Ciertamente, la experiencia me ha mostrado que estos reparos no carecían de fundamento.

Pero, al mismo tiempo, he presenciado el predominio creciente que actualmente se reconoce a la autonomía del ciudadano y a su derecho de tomar «decisiones informadas«. Esta postura, que ha llevado a definir el siglo XXI como “el siglo de los pacientes”, reconoce su derecho a conocer los datos profesionales para tomar decisiones autónomas correctas; tiene un fundamento innegable, pero si se quiere evitar que conduzca a una proliferación de datos distorsionados exige una notable preparación y una ausencia de intereses espurios por parte de los informadores. Idealmente, éstos deberían contribuir al «alfabetismo sanitario” de una forma equilibrada, objetiva y poco emocional.

La tensión entre estas dos concepciones de la información médica es paralela a la que existe entre dos visiones extremas de la relación médico-enfermo: la paternalista clásica («el médico sabe mejor que nadie qué le conviene al enfermo y éste ha de aceptar sus decisiones») y la propia del «consumidor informado» con decisiones autónomas. El extremo de ésta corresponde  a una ”inminente revolución” en la que sería el paciente, ampliamente informado (básicamente  por la difusión de refinamientos informáticos), quien tomaría las decisiones más pertinentes para él.

Personalmente, com tanto otros, prefiero una orientación más equilibrada: los que se han denominado modelos «interpretativo” y “deliberativo” de la relación médico-enfermo en los que la experiencia y conocimiento del primero interactuan con el segundo respetando su autonomía.

Creo que este dilema es paralelo al de la información médica en la prensa diaria: por un lado, la exigencia social de informar al ciudadano de los avances en curso para que conozca sus opciones u oportunidades como «consumidor informado»; por otro lado, la tentación de alimentar las emociones (triunfalismo o miedo) del lector poco preparado ofreciéndole una información poco crítica, poco rigurosa o insuficiente, con el riesgo de interpretación sesgada, distorsionada o desmedida. El imaginario más o menos irreal que pueden tener algunos informadores sobre los problemas médicos y sanitarios (común, ay, en muchos profesionales) se puede transmitir así directamente al ciudadano y a sus emociones y anhelos.

En el caso de las noticias sobre innovaciones médicas, me gustaría que el ciudadano conociera qué esperanzas despiertan las novedades, ahora quizás a su alcance, y la magnitud o relevancia del problema que pueden aliviar o resolver. Y que fuera con lenguaje riguroso y prudente, de forma que también llegara a formarse una opinión de la solidez o provisionalidad de la innovación, de sus incertidumbres y limitaciones: no sólo los beneficios que le puede reportar sinó también sus efectos indeseables, incómodos o nocivos, y si son muy frecuentes o probables. Dicho en otros términos, me gustaría que esta información no tuviera por objetivo primordial ilusionar o atemorizar al lector, o darle a entender con un tono triunfal que el maravilloso mundo de la ciencia la guerra contra la enfermedad ha alcanzado una nueva victoria, especialmente en manos de investigadores locales.

Recientemente he participado en un análisis sobre las noticias de la prensa diaria publicadas en Cataluña sobre innovaciones médicas.

Aunque en este análisis se han encontrado noticias bien documentadas y descritas con suficiente detalle, que podrían conducir a una información equilibrada del lector, en muchas otras la información era parcial o poco rigurosa y sin datos relativos a los aspectos cuestionables de la innovación o a sus riesgos. El resultado era un mensaje sesgado que a menudo tendía a inducir optimismo en el lector más que educarlo en el conocimiento de los pros y contras de las innovaciones médicas.

Me complacería que, en unos tiempos en los que se reclama la autonomía del usuario bien informado, la cultura sanitaria y la actitud de los medios de comunicación no equivalga a una relación médico-enfermo paternalista. Seguro que, en este sentido, aún hay trabajo por hacer.

Entrada elaborada por Gaietà Permanyer Miralda, médico emérito. Unidad de Epidemiología. Servicio de Cardiología. Hospital Vall d’Hebron de Barcelona.

Periodismo digital y datos de salud: herramientas de visualización de datos

12 May

Taller-aulaEl próximo 7 de junio se realizará el curso II Taller de Visualización de datos para profesionales sanitarios y periodistas científicos con el fin de trabajar conjuntamente herramientas para hacer más visibles y más útiles los datos de salud. Os podéis inscribir al curso pero aprovechamos antes para recordar un poco los temas que se trabajaron en la edición del año pasado.

El curso tuvo dos partes bien diferenciadas: en primer lugar, Eva Domínguez habló en general sobre el periodismo en los medios digitales i, en segundo lugar, Paula Guisado se centró en procedimientos, herramientas y aplicaciones a los datos de salud.

Cuando hablamos de periodismo digital, algunas de las características emergentes son las nuevas narrativas, como la inmersión, la evolución del audiovisual, la adaptación de los distintos contenidos a los formatos más adecuados y la hibridación.

Más allá de estas características, podemos pensar que convertirse en viral es un concepto muy popular ligado a todo lo digital pero la pregunta es: ¿todo el mundo quiere, y es capaz, de hacer contenidos virales?

Sea el que sea nuestro objetivo, podemos analizar factores de éxito conocidos y utilizarlos si nos parece oportuno adaptados a nuestro objetivo y contexto. Algunas recomendaciones al respecto hacen referencia a conceptos clásicos como el de la emotio (ser capaces de generar emoción en la audiencia), la universalidad (un concepto “universalmente” identificable probablemente podrá tener éxito) y la brevedad (elimina elementos innecesarios para transmitir el mensaje clave).

En la práctica, ¿cómo podemos conseguir todo esto?

Nos podemos acercar al concepto de universalidad, por ejemplo, tratando de explicar pequeñas historias que se hacen grandes. Respecto a generar emoción, se trata básicamente de generar empatía. A partir de ahí, total libertad y creatividad y una propuesta de trabajo: cuestionémonos todas las técnicas con el objetivo de sorprender a la audiencia. I hagamos todo esto sin olvidarnos de que “el contenido es el rey”. No es necesario que todo sea interactivo pero sí que debemos pensar bien qué queremos explicar y cómo.

Más pistas. Funcionan muy bien las herramientas interactivas que permiten identificarnos a nosotros mismos, ya sea cuantitativa o cualitativamente.

Otro elemento interesante es integrar a la audiencia en el relato. ¿Cómo podemos hacerlo? Veamos algunas estrategias:

•    Transmedia / Multiplataforma. Se confunde si el producto final es un reportaje, una base de datos, un proyecto creativo, un proyecto de concienciación, de activismo o un proyecto de serialización. La serie española El Ministerio del Tiempo, por ejemplo, le ha sacado mucho partido.

•    Serialización. Fragmentar la información en “capítulos” o “entregas”. Bien hecho puede resultar adictivo. Ejemplo: Serial Podcast ha conseguido crear una comunidad de fans explicando una investigación periodística a través de entregas semanales.

•    Creación de una experiencia. A través de la navegación se puede establecer una vinculación con el usuario de modo que la navegación se convierta en un factor de inmersión. Ejemplo de ViceNews sobre el Ebola (Wired).

•    Inmersión por navegación (o inmersión en el espacio). Interactivos donde el usuario se sitúa dentro de la historia. Como esta aplicación de realidad virtual que permite simular que te encuentras dentro de la Tarraco Romana.

•    Dejar que el usuario participe y que encuentre elementos para descubrir. Jugar —nunca mejor dicho— con el elemento lúdico del juego … o del miedo como hace Take this lollipop.

•    Construir un relato dentro del relato. Ejemplo: documental Mujeres en venta.

•    Relatos de inmersión en primera persona. Se trata de dar visibilidad a grandes documentales. Formato “docu-game”. Ejemplo: The refugee project.

•    “Hacerlo personal”. La aproximación personal acostumbra a funcionar. Ejemplo: Do not track sobre privacidad de datos.

La segunda parte del curso —centrada en aplicaciones a los datos de salud— comenzó con una reflexión interesante: el periodismo con datos no es periodismo de datos (The Guardian 2011).

El análisis masivo por medios computacionales es la característica definitoria del periodismo de datos. De aquí salen patrones y herramientas específicas.

•    Minería de datos. Herramientas de scrapping: tabula, import.io, kimono labs

•    Herramientas de visualización de datos: adobe edge, hype tumult, cartoDB, datawrapper, infogram, odyssey.js, juxtapose.js

•    Limpieza de datos: Excel, Open refine

•    Otras herramientas: Tableau, Tableau public, Quadrigam (en fase beta en el momento de hacer el curso)

•    Últimas recomendaciones (curiosas): Remove to improve, Spurius correlations

Os esperamos en la segunda edición del curso, que como en la primera edición, busca incentivar la innovación y el crecimiento profesional a partir de compartir conocimiento y herramientas diversas entre profesionales con el objetivo de acercar, de la mejor manera posible, los datos de salud a la ciudadanía.

Tambien podeis consultar la información del curso en el web de la Asociación Catalana de Comunicación Científica, sobre la edición de 2015 y sobre la edición de 2016.

Entrada elaborada por Marta Millaret (@martamillaret) y Cristina Ribas (@cristinaribas), presidenta de la Associació Catalana de Comunicació Científica (ACCC).

(Photo credit: dcJohn via Foter.com / CC BY)