Sistemas de salud perfectos, prácticas de mucho y de poco valor e investigación cualitativa

4 Ago

La temporada de verano puede ser un buen momento para leer y/o releer textos que quizás hemos dejado de lado antes. Hoy presentamos una recopilación de artículos publicados en el blog sobre el sistema de salud en general y sobre algunos cambios de paradigma relacionados con trabajar hacia unas prácticas más seguras, de más valor, y ver de qué modo el enfoque cualitativo de la investigación se encuentra cada día más presente en el entorno de evaluación.

Podemos empezar el recorrido pensando en el sistema de salud público. ¿Se sabe cuál es el sistema sanitario perfecto? Desde el punto de vista de la comparativa entre diferentes sistemas de salud de diversos países, se trata de un tema que Mark Britnell ha trabajado a fondo y sobre el cual Joan MV Pons propone una lectura inspiradora.

Y no olvidemos otra reflexión, más local, analizando el fenómeno de la doble cobertura sanitaria y las motivaciones que explican por qué uno de cada cuatro catalanes, a pesar de tener derecho a la asistencia sanitaria pública, compra un seguro de salud. Pensemos en ello.

Seguimos el recorrido. En el día a día profesional y, probablemente, personal, es difícil no encontrarnos en alguna situación donde nos preguntemos si hay una situación de sobretratamiento o de sobrediagnóstico y este momento de duda (que puede generar un cambio) es el inicio del éxito de iniciativas como el proyecto Essencial y su implementación. Con todo, es interesante ver por qué resulta difícil reducir las prácticas de poco valor en el entorno de un hospital.

La preocupación de «en primer lugar, no hacer daño» también es el objetivo con que se trabaja para una prescripció segura desde receta electrónica facilitando la identificación de potenciales interacciones farmacológicas, duplicidades terapéuticas, fármacos desaconsejados en pacientes geriátricos, fármacos teratogénicos y dosis máximas.

Continuemos el recorrido cambiando un poco de tema: es un buen momento para poner la investigación cualitativa encima de la mesa. Hace un tiempo publicamos una serie de artículos sobre de qué forma la investigación cualitativa puede resultar clave para ampliar miradas en la evaluación de servicios sanitarios, qué utilidades ofrece, qué retos plantea la aplicación de esta metodología en proyectos de salud comunitaria y qué papel juega en todo ésto el elemento de la motivación, especialmente si hablamos de promoción de hábitos saludables en adolescentes.

Acabamos el post de hoy viendo una aplicación de investigación cualitativa en el contexto de la Central de Resultados del Observatorio del Sistema de Salud de Cataluña. El reto era saber qué relación se establece entre la ciudadanía y los datos de salud. A partir de una aproximación cualitativa (¿cómo, si no?) afloró una pregunta bien directa: ¿Ofrecemos a la ciudadanía lo que quiere? Las respuestas están publicadas en este informe.

Volviendo al proyecto Essencial, que trata de disminuir las prácticas de poco valor, ya se calientan motores para el próximo congreso Preventing Overdiagnosis, que tendrá lugar muy pronto en Quebec. No podemos evitar recordar que hace un año estábamos preparando este mismo congreso en Barcelona.

Entrada elaborada por Marta Millaret (@MartaMillaret)

«Primum non nocere»: Seguridad clínica en la receta electrónica

6 Oct
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Jose Expósito, Diego Mena y Andrea Molina

Se atribuye a Hipócrates la expresión latina «Primum non nocere», que vendría a traducirse como “lo primero es no hacer daño” y pretende recordar al médico que debe considerar los daños que su práctica puede provocar. En las últimas décadas, en los países industrializados el consumo de fármacos ha experimentado un gran aumento provocando una mayor exposición de los pacientes a éstos y a sus posibles efectos adversos. En este contexto, el desarrollo de herramientas para mejorar la seguridad del paciente es de especial importancia.

El uso racional del medicamento tiene por objetivo la obtención del mayor beneficio terapéutico posible con la máxima eficiencia, evitando la aparición de los riesgos que el tratamiento farmacológico puede provocar. Este uso racional pretende disminuir los problemas relacionados con los medicamentos (PRM). Por ejemplo, si un paciente toma simultáneamente dos fármacos anticoagulantes se puede producir una hemorragia que puede tener consecuencias graves. La prescripción adecuada es uno de los factores importantes para evitar los PRM. Entre los PRM asociados a la prescripción están las duplicidades terapéuticas, la administración de una dosis superior a la dosis máxima recomendada, pautas o duraciones no adecuadas, las interacciones entre medicamentos, la administración de medicamentos teratogénicos a mujeres embarazadas y de fármacos no recomendados en pacientes geriátricos.

Así, el aumento del consumo de fármacos nos plantea nuevos retos, pero también nuevas oportunidades.

En el ámbito de la seguridad clínica en la receta electrónica, el Programa de Innovación y Soporte al Ámbito del Medicamento (PISAM) de la Agència de Qualitat i Avaluació Sanitàries de Catalunya (AQuAS) trabaja conjuntamente con la Gerència de Farmàcia i del Medicament del Servei Català de la Salut en la elaboración del contenido clínico de un módulo integrado en el Sistema Integral de Receta Electrónica (SIRE) para mejorar la seguridad de la prestación farmacéutica en cada paciente de acuerdo con sus características y la medicación concomitante.

Actualmente este sistema integra cinco dimensiones de seguridad:

  1. Interacciones farmacológicas. Ocurren cuando dos medicamentos administrados a la vez producen o pueden producir un efecto no deseado y por tanto no se deben de administrar conjuntamente.
  2. Duplicidades terapéuticas. Es la prescripción de dos o más medicamentos con el mismo principio activo o la misma acción farmacológica de manera simultánea.
  3. Fármacos desaconsejados en pacientes geriátricos. Fármacos en los cuales el balance beneficio/riesgo no es favorable en la población geriátrica.
  4. Fármacos teratogénicos. Fármacos con efectos negativos demostrados sobre el embrión o el feto en mujeres en edad fértil.
  5. Dosis máximas. Prescripciones de fármacos a dosis superiores a la que puede ser tolerada sin provocar efectos tóxicos.

La implantación se está realizando de una manera gradual, considerando primero los medicamentos dispensados en oficina de farmacia, ya sean financiados o no por el CatSalut. Actualmente se está empezando a trabajar para incluir los medicamentos de dispensación hospitalaria a pacientes ambulatorios, lo que permitirá obtener unos planes de medicación de los pacientes más completos.

Los contenidos se van actualizando con la comercialización de nuevos fármacos y la incorporación de la nueva evidencia disponible. Además se realizan explotaciones periódicas de los datos utilizados con el objetivo de identificar qué alertas son rechazadas de manera sistemática por los médicos y revisar si hay algún motivo clínico que justifique la retirada o modificación de estas alertas.

En un futuro está previsto dotar también a SIRE de un sistema que facilite la conciliación y revisión sistemática de la medicación.

Se pueden consultar más detalles sobre este proyecto en el siguiente documento: Seguridad clínica a la recepta electrónica. Metodologia d’elaboració de continguts clínics de seguretat.

Entrada elaborada por Jose Exposito, Diego Mena y Andrea Molina.

Nunca habíamos estado tan sanos y a la vez nunca habíamos estado tan enfermos

21 Abr
LluísBohígas
Lluís Bohígas

Cuando nací, en el año 1950, la esperanza de vida al nacer era de 65 años. Ahora he cumplido 65 y por lo tanto, según aquella fecha, estaría a punto de perder la esperanza. Afortunadamente, en estos años, la medicina, la sanidad y los estilos de vida han mejorado y mi esperanza de vida se ha alargado y según datos del Idescat es de 20 años. Es decir, he ganado un año de vida por cada 3 de los que he vivido, ¡no está mal! Estos cálculos me alegran, pero hay otro que me preocupa, que se denomina esperanza de vida en buena salud. Se calcula combinando los datos de mortalidad que nos dan la esperanza de vida con los datos de morbilidad que nos indican cuántos años estaremos enfermos. Mi esperanza de vida en buena salud actualmente es de 12 años, es decir de los 20 años que me quedan puedo pasarme 12 sano y 8 enfermo. Todo ello estadísticamente hablando.

¿Y de qué estaré enfermo? Pues bien, las enfermedades más importantes asociadas a la muerte son las cardiovasculares y el cáncer. Es cierto que gran parte de los logros que hemos conseguido en el alargamiento de la vida se deben a la reducción de la mortalidad cardiovascular. También los cánceres están en regresión, gracias a las mejoras y descubrimientos de la sanidad. Algunos cánceres no aparecen tanto gracias a que fumamos menos; por ejemplo, el de pulmón se está reduciendo en los hombres pero aumenta en las mujeres. Para otros cánceres hay medicamentos e intervenciones muy potentes que hacen que la enfermedad se cronifique. Pero estas enfermedades, aunque son graves, no son las que nos obligan a ir cada día al médico. Vamos al médico por culpa de la hipertensión, el colesterol, la diabetes, la insuficiencia cardíaca, etc. Algunas de estas enfermedades están relacionadas con el problema más importante de salud pública de hoy en día: la obesidad. Ahora ya no son el tabaco o el alcohol el gran problema de salud pública, sino la obesidad que va creciendo día a día y que está en el origen de enfermedades como la diabetes.

La obesidad se produce por dos factores: comemos más de lo que necesitamos y hacemos menos ejercicio del que deberíamos. La mayoría de avances de hoy día nos invitan a hacer menos ejercicio: ascensores, escaleras mecánicas, teleconferencias, etc., y muchos estímulos mediáticos nos invitan a comer más, o a consumir bebidas azucaradas. El conjunto provoca que hoy por hoy alrededor del 15% de la población catalana sea obesa.

La enfermedad más frecuente en las personas de más de 65 años actualmente se llama polimedicación, es decir, consumir más de 3 medicamentos diarios, en muchos casos más de 10 y hay personas con un consumo de 20 fármacos diarios. Cada fármaco responde a un problema de salud, y los problemas de salud se han multiplicado, hoy en día no tenemos una sola enfermedad, tenemos unas cuantas y para cada enfermedad hay un arsenal terapéutico. El médico debe vigilar, no solo la enfermedad que controla, sino el dar medicamentos que no perjudiquen a las otras enfermedades de cada enfermo. Cuando vamos al médico de cabecera, este ha de tener en cuenta un gran número de parámetros, y cuando vamos al hospital debemos visitar un gran número de servicios médicos distintos. Uno de los problemas de salud más graves de hoy son las interacciones entre medicamentos o actividades terapéuticas que interfieren unos con otros.

La medicina ha mejorado mucho desde que yo nací hasta ahora. Conocemos mucho mejor las enfermedades y tenemos medicamentos y cirugía para curar muchas enfermedades. Aun así, la medicina está muy mal preparada para el nuevo enfermo: viejo, con varias enfermedades, alguna mental (Alzheimer, demencia, depresión, etc.), sin familia, tomando muchos medicamentos. Al no poder con toda esta complejidad acaba enviándolo a una residencia sociosanitaria.

Desde hace unos años han surgido voces en la sanidad que reclaman una reorganización de los servicios para dar atención a los nuevos enfermos. Estas voces tienen dificultades para que las escuchen, es muy difícil cambiar la manera de trabajar de los servicios sanitarios. Hemos reducido la mortalidad gracias a la especialización y la superespecialización, donde las enfermedades han sido definidas de forma muy precisa, pero el enfermo ha quedado reducido a un cúmulo de enfermedades. La nueva medicina reclama ver al enfermo en su conjunto y no solo a cada una de sus enfermedades. Hay mucho trabajo por hacer.

La paradoja actual es que nunca habíamos estado tan sanos y a la vez nunca habíamos estado tan enfermos. Nunca habíamos podido vivir tantos años en buena salud y nunca habíamos vivido tantos años llenos de varias enfermedades que nos molestan, nos limitan y nos hacen dependientes de los servicios sanitarios. Ante esta situación, los servicios sanitarios tendrán que adaptarse y los pacientes deberán desempeñar un papel más activo en el cuidado de su enfermedad.

Entrada elaborada per Lluís Bohígas (@bohigasl), economista.