Joan MV Pons, Responsable Evaluación AQuAS
Hacer, actuar, es irresistible y debe formar parte de la especie humana, como un resorte siempre a punto de ser utilizado, a no ser que se trate de contempladores, eremitas y estilitas (San Simeón). En la medicina y salud pública se temen más las fallidas por omisión, por dejar de hacer, que por comisión. A menudo se actúa pidiendo pruebas analíticas o de imagen, pensando que éstas, fuera de la leve pinchada o de un poco de radiación (bastante más si es una tomografía computarizada), no pueden causar ningún perjuicio, no tienen efectos adversos. Pero no es así. Dejemos al margen de que cualquier prueba innecesaria (que no aportará nueva información y que si lo hace no modificará el manejo del enfermo) es tirar el dinero (de todos). Cualquier intervención médica, preventiva, diagnóstica o terapéutica, del tipo que sea, aporta sus beneficios, conlleva sus riesgos. No puede ser de otro modo. La cuestión no es necesario decirlo, es saber sopesar correctamente los pros y contras y elegir con sabiduría. Seguir leyendo